de Pedro Prado
Con el viento, los arboles cantan una triste despedida:
" Cuando el hombre llegue con el fuego y el hacha, no nos será posible huir. Uno a uno recibiremos todos el inmenso suplicio. Los robles gigantes, las pataguas que florecen blancas y olorosas campanas, el coigüe airoso, el oculto guaguan que embalsama la selva, y otros cien, darán una sola y compacta ceniza, con la gloria de las hojas verdes.
" Va el hombre a destrozar el corazón de la selva para colocar el suyo. Juzgad ¡oh, tierra impasible que sustentas a unos y a otros! Juzgad ¡oh, vientos que traéis las nubes, y nubes cómo flotaría la santidad sobre la tierra si, como él, en fuerza de su anhelo constante, fueran capaces de atraer y consumirse en el rayo de los cielos.
" En mil años de crecimiento invisible, en mil años de una constancia de que no es capaz vuestra vida efímera, soportando la crudeza de mil inviernos y la esperanza de mil primaveras, hemos formado la maravillosa hermosura de una solidaridad que jamas alcanzareis vosotros.
" Alzad los ojos y ved! Ved cómo cada cual siente que los brazos de los que le rodeanpenetran hasta su corazón y cómo cada cual hunde sus ramas en el corazón de los vecinos."
[De La casa abandonada]
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